“Todo niño nace con el pan debajo del brazo”, es un modismo de la comida española que aprendí de mi abuela.
A la abuela Gloria le gustaba usar expresiones para resumir las lecciones de la vida. Mi abuela tenía manos bendecidas. Era una cocinera maravillosa y le encantaba alimentar a la familia extendida. A su mesa nunca le faltó una olla enorme de estofado o sopa. Era la mecanógrafa más rápida y precisa que jamás había visto. Sus manos nunca estaban inactivas y siempre había un proyecto de manualidades en su mesa.
Esta expresión idiomática y su lección es aún más importantes ahora como madre de dos jóvenes y como madrina. Me gusta enfatizar que todos tenemos dones que nos permitirán sobrevivir y luchar en este mundo. Asimismo, cada olorisha tiene bendiciones y talentos, que pueden verse como el proverbial "pan" que regala Olofi. Son el derecho de nacimiento de los olorishas para el desarrollo de su vida espiritual y física. Depende del individuo expresarlos y honrarlos a medida que aprenden a vivir la vida siguiendo su itá.
Recientemente, tuve la suerte de usar una de mis habilidades para ayudar en el proceso de coronar a un hijo de Shangó. Tener libertad creativa para interpretar a un orisha y reflejar elementos tradicionales y sus atributos es siempre una gran responsabilidad y un honor. Algunas costureras y sastres pueden considerar la costura de prendas para el orisha como un negocio, pero yo lo veo como un proceso espiritual.
No coso porque lo necesite, sino porque quiero. Por lo tanto, parte de mi ashé como olorisha se convierte en un legado cosido en la ropa de aquellos para quien selecciono confeccionar un atuendo. Ashó orisha no es solo una expresión de tradición religiosa Lukumí. Para mí, es una armadura construida con habilidades, oraciones y ashé.
En el caso del ahora iyawó Shangó, el atuendo captura la naturaleza de rey de Shangó y también el entusiasmo por la vida y el fuego, que son parte de la personalidad del iyawó. Algunas personas argumentarán que quién era la persona no es importante y que todo está a punto de cambiar. Sin embargo, pese a que cambiamos después de kariosha, no somos mágicamente transformados; seguimos bajo la misma piel que antes teníamos, solo que con alteraciones internas que eventualmente pueden manifestarse en ese espacio corporal.
Es importante decir que sentí la dulzura y la presencia de Oshún mientras trabajaba durante el proceso de creación de la ropa de gala. Quizás era presciencia, intuición o ashé manifestándose, pero sentí que Oshún se llegaría a ser la madre de esta persona, y así fue. No es la primera vez que ocurren sincronicidades mientras trabajo en ashó orisha; es por eso que el proceso es uno que disfruto y no solo una mara transacción.
Espero que disfruten de las fotos de las prendas. Ojalá hubiera visto el iyawó engalanado. Sin embargo, como le dije al iyawó durante el Día del Medio, es más importante mirarse en los ojos de cada persona que se acercó al trono y lo miró con asombro y admiración, pues cada mirada valía mil fotos.
Omimelli
Oní Yemayá Ashabá
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