Mujeres. Yayas. Madres. Pilares.
El lugar y el rol de la mujer en las comunidades de Palo Mayombe es fundamental. No hay Tata sin una Yaya y viceversa. Sin embargo, cuando escuchamos las palabras que inician los ritos fundamentales en Palo Mayombe, el rol y la importancia de la mujer es relegado. Esta conversación no se trata de igualdad, esta conversación se trata de respeto y honor.
Esta Yaya sabe bien su rol y su importancia. Esta yaya sabe que ella es parte del coro nocturno, parte del ritmo de la noche que pulsa en las venas de la comunidad cuando nace un nuevo Ngeyo y cuando un nuevo tata jura que va a continuar manteniendo vivo el fuego que alumbra a los muertos que viven entre nosotros.
Son pocas las palabras necesarias para avivar los resentimientos fundamentales y un sentimiento de pesadumbre, que muchas yayas tienen y que no expresan, sobre una comunidad fundamentalmente chauvinista que las trata como ciudadanos de segunda clase.
No obstante, ese trato recibido el cual carece de equidad, y más aún, de exaltación, esas yayas cuidan su comunidad con recelo y orgullo. Las yayas son la noche y no hay tata que se atreva a caminar en el mundo de las sombras sin el debido respeto que se le ha de tener a la oscuridad, la matriz de nuestros muertos. Es en la oscuridad que nuestras almas se alimentan y brillan en los juegos de palo. La noche es nuestro templo.
Tatas, sepan que mantenemos nuestros ojos bien abiertos, estamos midiendo su inteligencia y la manera en la que nos valoran, en la cual se adaptan y en la cual nos valoran como iguales.
Nosotras, las yayas, vivimos en el mundo de las sombras. Pero nuestra luz puede ser vista más allá de los fuegos que alimentan muchas de las cocinas de Palo Mayombe. Nosotras proveemos más que sustento y orden en un mundo dominado por los hombres. Las yayas son la noche misma, son el templo donde ustedes entran para sostener sus conversaciones con sus hermanos, con sus npanguis, con los maestros de antaño que ya reposan bajo la tierra y con el corazón pulsante del Palo Mayombe.
Hermanas, esposas, madres, hijas. Ustedes conocen su valor, su cuerpo es el templo de la noche.
Yaya Nganga 7 Nkele
AKA Omimelli, Onñi Yeymayá Achagbá
Muy acertado el artículo sobre todo ya que esa es la realidad que estamos viviendo hoy en día, muchos Tatas descalificando la labor y el conocimiento de las Yayas, ya sea por machismo, ó porque las ven como competencia (en cuestión de conocimiento) o simple y sencillamente están repitiendo patrones aprendidos como la ya famosa "en mi casa lo hacen así "...